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En una de las White Sand Beach

  • Foto del escritor: Juangre Sosa
    Juangre Sosa
  • 23 ene 2017
  • 2 Min. de lectura

En nuestro último día en Bali, nos despertamos e hicimos un poco de fiaca mientras saboreabamos con el olfato el white coffee y el banana pancake que nos esperaban de desayuno. Después de alistarnos, nos despedimos de Ubud con la alegría de habernos salido con la nuestra al no haberle pagado al "trapito" balines las 2.000 Rupias que nos quería cobrar por estacionamiento.

Cargada hasta la maceta, la motito nos llevó, finalmente, a la playa. Habíamos estado en algunas playas al sur de Bali, pero nos había decepcionado la suciedad del agua y de las costas. Además muchas de las playas del oeste, ideales para surfear, no eran para nada ideales para nadar, estaban llenas de rocas. ¿Por qué teníamos la idea de playas paradisíacas en Bali? Nuestras ganas de playa no se habian saciado, ibamos a tener que esperar a Tailandia.

Pero después de manejar por un largo rato, llegamos a la costa este, donde puestito de comida tras otro, plantación de arroz tras otra, nos fueron guiando hasta la White Sand Beach. Con entrada paga (como no nos iban a cobrar en esa playa, no? Si nos cobraban en las pedorras...) bajamos por la selva hasta llegar a una pequeña bahía, la playa que salvó Bali. Con el agua del mar tan transparente que se podían ver los cuerpos saltando dentro de las olas. Tan transparente que se podían ver las piedras y los peces. Tan transparente que Juangre abrió los ojos abajo del agua. Lamentablemente no tenemos foto del estado de sus ojos esa noche. Disfrutamos del último y mejor día de playa en Indonesia. Valieron la pena los nervios pasados durante la locura que es manejar en Bali.

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© Juangre & Popi ON ROAD. 2015 | 2017

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