En el País de los Arcoiris
- Popi
- 4 ago 2016
- 3 Min. de lectura

Después de casi 4 meses, empiezo una nueva entrada.
Me gustaría ponerme a escribir todas nuestras andanzas por estos últimos meses. Los lugares que recorrimos, la gente que conocimos, nuevos aprendizajes, emociones, cambios.
De a poco voy a ir anotando todo, se que después voy a arrepentirme si no escribo esto, se que me voy a ir olvidando de a poco... Eso es lo que tiene el tiempo.
Hace ya 7 meses que estamos en Nueva Zelanda, y nos es natural la vida que llevamos. Si bien sabemos que estamos viajando, y eso, de alguna manera te hace estar como detenido en el tiempo, estamos instalados en este lugar, llevando una vida cotidiana. Tenemos una casa con hogar a leña, guitarra, libros y tele con cable HDMI y un fantástico programa trucho online con miles de películas y serias con subtítulos en español. Tenemos hasta gallinas ahora - las cuales todavia no pusieron ni un huevo y ya llevan 5kg de comida digerida -. Tenemos una rutina. Juangre se levanta a las 6am, desayuna y a las 6.30 está en el tambo ordeñando a las vaquitas. Yo me levanto a las 8, desayuno y me voy a trabajar al Fusion Café, nueva adquisición laboral desde hace poco mas de un mes. A la tarde nos encontramos en casa, comemos entre las 6.30 y las 7.30pm y las 9 estamos en la cama, Juangre listo para dormirse en 3 segundos, yo lista para leer o ver algún capitulo de Friends. Y así es nuestra vida. El finde en general trabajamos, y a la noche nos juntamos en alguna casa en Palmy a ver un partido de rugby o una peli, comer, charlar. Y si tenemos day off, tal vez nos hacemos alguna escapadita a algún lugar cercano que no conozcamos. Pero la verdad es que el frío nos apapacha. Nos da fiaca hacer camping con las lluvia y el viento fresco. Así mientras tanto, ahorramos.
Disfrutamos del día a día. Acá la vida es diferente en algunos aspectos.
Te sentís seguro. No existe el miedo a ser robado, asaltado, secuestrado. Por supuesto que pasan cosas, pero no tienen comparación con lo que estamos acostumbrados. Vivir desconfiando de todo y de todos. Eso no pasa, no se siente.
Las cosas funcionan bien. Los lugares públicos están limpios y todos los respetan y cuidan. Las rutas están en buen estado y bien señalizadas. La gente que te atiende en los lugares es amable. Los de las compañías de teléfono no te cobran de mas, y además el crédito dura todo el mes. El sueldo te alcanza para pagar las cuentas e ir al supermercado, donde los productos valen siempre lo mismo. Y la lista sigue.
Pero acá hay poco movimiento. Tengo la sensación de que las cosas son siempre iguales, no hay sorpresas, no hay giros ni saltos. Es todo más estable, pero llano, como una línea recta, que no te sorprende, ni para bien ni para mal. Es raro ver gente caminar por las calles después de las 6 de las tarde, hora de la cena. Los locales cierran a las 4 o a las 5 pm como mucho, y la cocina de los restaurantes a las 9pm. En la mayoría de las ciudades no se ve gente. Ni en la calle, ni adentro de las casas. ¿Dónde está la gente? ¿Dónde está la vida? Evidentemente los latinos somos mas sociables... Algunas personas dicen que los anglos son así, otros dicen que hibernar es un fenómeno de los países más fríos. No sé. pero yo necesito un poco de movimiento en mi vida.
Nueva Zelanda es un país divino, con naturaleza al alcance de cualquier pie dispuesto a caminar. Es limpio, ordenado, y predecible. Estoy feliz de poder haber tenido la gran oportunidad de vivir acá, hacer otro modo de vida, conocer otra gente, tener diferentes trabajos, hacer amigos que en otras circunstancias nunca hubieran sido. Aprender otro idioma, conocer distintos lugares, descubrir otras formas de ser, disfrutar de miles de arcoiris.
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